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Qué nos pide la práctica?

  • Foto del escritor: Devotayoga
    Devotayoga
  • 9 abr 2023
  • 2 Min. de lectura


Muchas veces tenemos la creencia de que para asistir a una clase de Ashtanga debo estar “al 100”, a “full”, “dándolo todo”, y qué pasa entonces cuando no me siento así? No practico.

Es absolutamente natural, no sentirse “bien” en todo momento, y eso no debería inhibir mi presencia en un práctica de asanas, puesto que dichas asanas son sólo una parte de la práctica de conciencia. A nadie debiera llamarle en absoluto la atención, si hoy no hago mi serie completa, por ejemplo.

Si me detengo a llorar en algún momento, por ejemplo.

Si mi “fluidez” no es tal.

Si mi cuerpo y mente están más cansados.

Si estoy más tens@ y no “llego” a tomarme en X postura.

Si no tengo mucha energía, si estoy enojad@, triste, adolorid@, distraíd@, confundid@, etc, etc, etc.

Ninguna de esas emociones están vetadas, ni tienen por qué distanciarse de la práctica, porque SON la práctica.

Si bien, llevamos nuestro cuerpo a una gran exigencia física, no es un deporte. No estamos compitiendo, no debo “justificarme” por mis días de “bajo rendimiento”. En esta dimensión no existe rendimiento, existe PRESENCIA, debo estar.

De lo contrario nada de esto es sostenible, me refiero a “esto” que llamamos práctica, una herramienta de autoconocimiento.


Entiendo también, como esta sensación de creer que debo extremar mi cuerpo para "estar" se exacerba en un ambiente de Taller en contexto de práctica mysore dictada por algún Maestro o Maestra de alta figuración pública. Ahí se respira una intensidad “del mundo se va acabar” y wow!! No se siente ni un dolor, “me salieron movimientos que nunca había podido”, “me dieron postura nueva”“avancé!”, y todo es deliciosa euforia.

Hasta que el Taller termina y me doy cuenta de que el mundo no se acabó y con suerte puedo levantarme al otro día. Los dolores reaparecen, y a veces más de alguien se adjudicó unos nuevos que se convirtieron en lesiones de largo aliento.

Vuelvo a la rutina y de la sobre excitación, sólo me quedan las fotos posteadas en Instagram.


Por supuesto, no estoy haciendo un llamado a desestimar dichos Talleres, sólo estoy haciendo referencia a un aspecto que, en mi experiencia, he percibido.

Tengo claro que para muchas personas estas instancias son fuentes de genuina inspiración, pero yo quiero hablar de lo otro. De cómo instalar una práctica que no me pida estar siempre "inspirado", una práctica en la que pueda conectar con mi cuerpo realmente y no ser "empujada" por la expectativa.


Tú qué crees?

 
 
 

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